lunes, 11 de marzo de 2013

Decisiones


Vas corriendo a toda prisa, sin pensar realmente a qué destino te diriges. Ves señales a lo largo de todo el trayecto que te anuncian que no es un lugar seguro... pero sigues corriendo en la misma dirección. Es entonces cuando llegas a ese gran lago congelado y, por primera vez, sin remedio alguno, por fin te paras a pensar... Podrías intentar cruzar con cuidado, vigilando bien donde pisas porque sabes que una mala decisión en tus pasos te llevará directamente bajo el hielo, pero si sale bien, si sabes guiarte por el sitio adecuado, seguirás adelante; o puedes volver a atrás, volver a pasar todo el tortuoso camino hasta llegar al punto de partida para elegir otro camino, que podría ser mejor, peor o exactamente igual...
Entonces, ¿qué haces?. El hecho es que estás ahi, sentada, agotada, con los brazos cruzados mirando a tu alrededor, sin saber por donde tirar, qué decidir, qué pensar... y sabes que no puedes tardar mucho porque quedarte en ese punto tampoco es una opción y hace frío.
Así que te levantas y empiezas a caminar...