sábado, 20 de diciembre de 2014

historia de una confesión

Y ¿ qué has de saber tú del dolor?
de este dolor tan inmenso…

¿Cómo sabes de lo que hablo?
¿Cómo entiendes lo que pasó?

Si no has dormido en su regazo,
si no has reido hasta llorar,
si no has corrido a sus abrazos,
si no gritaste de noche… ¡papá!.

...

¿Qué es para ti el firmamento?
¿Qué entiendes por “jugar”?
¿Has volado a contraviento?
¿Qué sientes frente al mar?

Y es que ¿cómo has de saber tú nada?,
¿cómo has de poderlo imaginar?

...

¿Le gritaste?, ¿le heriste?,
¿le hiciste sentir, de lo malo, lo peor?
Dime sólo qué te dijo y qué dijiste,
¿fue un castigo… o puro amor?

Si te cuento lo que siento
¿qué crees que podrás entender?
Nada… absolutamente nada…
Porque eso es solo nuestro,
porque eso es solo él.

...

¿Sabes que me llevó a la luna?
¿Sabes? le debo cada sonrisa de mi ayer.

Empezó meciendo mi cuna
y acabó meciendo mi ser.

Si supieras cómo sonaba su risa…
Si supieras cómo brillaba su luz…
Si le supieras a él… y a sus sonrisas…
Si supieras, si supieras…
¿Pero qué sabrás tú?

...

¡Sshh! presta atención, ¿qué oyes?
¿es el eco de su voz?
¿Memorizaste el tono de sus “te quiero”?...
…¿cuando los dice y cuando no?

Yo le conozco alegre, tranquilo y fiero,
porque yo conozco de su “todo”, lo mejor,
sé cómo suenan sus pasos y sus “peros”,
y sé que no sabe, ni quiere, de rencor.

...

Que sé lo que dice aunque ni él se entiende,
que me conozco el ritmo de sus pasos a la perfección,
que soy yo quien le irrita y le defiende,
que fui yo quien sostuvo su mano y dijo adiós.

Que su alegría es mi mayor riqueza,
y hacerle sufrir mi condición,
y que aunque fui flaqueza tras flaqueza,
siempre vio en mi su bendición.

...

Y de verme con sus ojos en lugar de con los tuyos
tal vez entendieras tanto amor y devoción,
y de verle con mis ojos en lugar de con los suyos,
sentirías este orgullo que retumba en mi interior.

Yo te cuento cuanto quieras,
y podrás entenderlo… o no.

...

Entonces…¿lo cuento?
yo te cuento;
pero pido comprensión
pues para entender mi argumento,
no necesitas cabeza, sino corazón.

...

Las manos sobre el papel
Y no escribo…
Las palabras sobre la piel
Y aquí sigo…
Queriendo y no pudiendo creer
Que aun vivo…
Callando lo que debéis saber
Y no digo.

...

 Mas buscando sentir otra vez
el latido,
que marchó para no volver,
malherido,
de mi corazón por su vejez
abatido,
dejaré a mi alma llover
 sin abrigo.

...

Desesperada, intento correr,
 y solo camino,
y a cada paso vuelvo a tener
un nuevo destino,
sin alejarme de este anochecer
asesino
que se llevó mi amanecer
y ya nunca vino.

...

Suplicando volver a ver
a quien todos es sabido,
amarrándome al ayer,
yo no acepto el sin “contigo”.

...

Pero aquel dia se fue...
fui testigo,
y el recuerdo es para mi
 solo un castigo.

Pues la niña perdió a su padre
pero yo perdí a mi amigo.

...

Perdón, no me presenté:

soy quien no debería haber sido.

lunes, 15 de diciembre de 2014

te quiero, vieja amiga.

“A veces no se trata de hacer poesía sino de serla”, -gracias Irene-. Gracias porque con unas náuseas de infarto y tras 200 arcadas de palabras, no ha sido hasta leer esa frase cuando he empezado a vomitar letras. Aun no sé qué voy a escribir, pero escribo, que es lo importante. Esto ocurre cuando tienes un millón de sentimientos y ninguno va contigo. No puedes explicarlos porque no sabes qué cojones te están contando, pero sabes que tienes algo que decir, que tienes mucho que decir y necesitas decirlo todo. Y esto ¿ a qué viene ?. Yo te lo cuento.
 En mi caso, y en tantos otros, lo que piensas, lo que vives o lo que sientes no es verdad hasta que no lo has escrito, hasta que no lo has reivindicado o hasta que no le has hecho ese homenaje que te ha hecho pensar “ole”. Porque tenemos dependencia absoluta de esa dulce droga a la que llaman “Poesía” y nosotros que la conocemos, entendemos que no disfrutamos plenamente el mundo hasta que no lo vemos a través de ella, aunque eso suele ser siempre. Porque ella lo es todo. No es un puñado de palabras escritas unas debajo de otras perfectamente pensadas para sonar bien aunque no digan realmente nada en ninguna de sus 8 páginas a doble espacio, no señores… eso se llama “fantasmismo” y no va con nosotros. La poesía no suena bien, retumba. La poesía no se piensa, no se planea, ni se estudia; la poesía se vive, se siente, se disfruta, y, en la buena poesía, en la que a nosotros nos mueve, no sabes qué es lo que estás escribiendo hasta que ya lo has escrito. No importa que no sepas lo que quieres escribir, porque muchas veces no escribes una vez te has aclarado las ideas,no... tus ideas se aclaran cuando por fin las lees y te explican qué era lo que te querían decir.
 En la poesía, como en las relaciones humanas, existen afinidades. Algunas te llenarán, te acompañarán y te ayudarán en momentos difíciles, y no te permitirás perderlas; y otras solo serán algo con lo que coincidiste una vez. Sea como sea, ella es necesaria, por no decir imprescindible.
¡Ah! Error muy común: “no todo el mundo puede escribir poesía”. MENTIRA. Matizo: no todo el mundo sabe escribir poesía “comercial”, es decir, de esa que provocará en masas la necesidad de tenerla, vale. Sin embargo, es que es imposible no poder hacer poesía porque la poesía no se hace, la poesía existe y punto. La poesía es todo lo que sientes y lo que piensas, todo junto y ordenado, o no. Y como todos sentimos y pensamos, en consecuencia, todos tenemos las herramientas esenciales para acceder a ella, sólo hay que usarlas.
Y ahora, me dirijo a ti. Sé que a veces no estás del todo de acuerdo conmigo, y que no siempre digo las cosas como tú querrías, pero te prometo que te lo digo como lo siento,   que lo hago lo mejor que puedo y que intento darte lo que te mereces, intento subirte a la altura que te corresponde e intento hacer de ti lo mejor que me sale para que todos puedan verte tan preciosa, sabia, fuerte e inmensa como yo te veo. Querida, te agradezco mucho, porque queriendo o sin querer, has hecho más por mí de lo que te imaginas. Que sepas que te admiro por tu capacidad de cambio y lucha. Porque igual que me arropas, me emocionas y me haces soñar; me destrozas, me desmontas y me obligas a despertar. Porque igual que eres bonita, dulce y tímida; eres ruda, fuerte e implacable. Porque hoy eres una y mañana otra, pero siempre dices algo. Porque te bastan tanto 10 páginas como dos versos para dejarme desarmada. Porque tienes esa capacidad de hacerme tuya. Porque no distingues sexo, edad o color de piel, para todos eres igual de buena. Porque tras tantos años sigues dando la misma guerra, sigues pisando igual de fuerte y jamás te rindes. Porque eres una vieja muy loca, muy sabia y con mucho que contar, y te haces escuchar.

                                                                 Por todo… es que te admiro por todo.