“A veces no se trata de hacer poesía sino de serla”, -gracias
Irene-. Gracias porque con unas náuseas de infarto y tras 200 arcadas de
palabras, no ha sido hasta leer esa frase cuando he empezado a vomitar letras.
Aun no sé qué voy a escribir, pero escribo, que es lo importante. Esto ocurre
cuando tienes un millón de sentimientos y ninguno va contigo. No puedes
explicarlos porque no sabes qué cojones te están contando, pero sabes que
tienes algo que decir, que tienes mucho que decir y necesitas decirlo todo. Y esto ¿ a qué viene ?. Yo te lo
cuento.
En mi caso, y en
tantos otros, lo que piensas, lo que vives o lo que sientes no es verdad hasta
que no lo has escrito, hasta que no lo has reivindicado o hasta que no le has
hecho ese homenaje que te ha hecho pensar “ole”. Porque tenemos dependencia
absoluta de esa dulce droga a la que llaman “Poesía” y nosotros que la conocemos, entendemos que no disfrutamos
plenamente el mundo hasta que no lo vemos a través de ella, aunque eso suele
ser siempre. Porque ella lo es todo.
No es un puñado de palabras escritas unas debajo de otras perfectamente
pensadas para sonar bien aunque no digan realmente nada en ninguna de sus 8
páginas a doble espacio, no señores… eso se llama “fantasmismo” y no va con
nosotros. La poesía no suena bien, retumba.
La poesía no se piensa, no se planea, ni se estudia; la poesía se vive, se
siente, se disfruta, y, en la buena poesía, en la que a nosotros nos mueve, no
sabes qué es lo que estás escribiendo hasta que ya lo has escrito. No importa
que no sepas lo que quieres escribir, porque muchas veces no escribes una vez
te has aclarado las ideas,no... tus ideas se aclaran cuando por fin las lees y te
explican qué era lo que te querían decir.
En la poesía, como en las relaciones
humanas, existen afinidades. Algunas te llenarán, te acompañarán y te ayudarán
en momentos difíciles, y no te permitirás perderlas; y otras solo serán algo
con lo que coincidiste una vez. Sea como sea, ella es necesaria, por no decir
imprescindible.
¡Ah! Error muy común: “no todo el mundo puede escribir
poesía”. MENTIRA. Matizo: no todo el
mundo sabe escribir poesía “comercial”, es decir, de esa que provocará en masas
la necesidad de tenerla, vale. Sin embargo, es que es imposible no poder hacer
poesía porque la poesía no se hace, la poesía existe y punto. La poesía
es todo lo que sientes y lo que piensas, todo junto y ordenado, o no. Y como
todos sentimos y pensamos, en consecuencia, todos tenemos las herramientas
esenciales para acceder a ella, sólo hay que usarlas.
Y ahora, me dirijo a ti. Sé que a veces no estás del todo de
acuerdo conmigo, y que no siempre digo las cosas como tú querrías, pero te
prometo que te lo digo como lo siento, que lo hago lo mejor que puedo y que intento
darte lo que te mereces, intento subirte a la altura que te corresponde e
intento hacer de ti lo mejor que me sale para que todos puedan verte tan
preciosa, sabia, fuerte e inmensa como yo te veo. Querida, te agradezco mucho,
porque queriendo o sin querer, has hecho más por mí de lo que te imaginas. Que sepas
que te admiro por tu capacidad de cambio y lucha. Porque igual que me arropas,
me emocionas y me haces soñar; me destrozas, me desmontas y me obligas a
despertar. Porque igual que eres bonita, dulce y tímida; eres ruda, fuerte e
implacable. Porque hoy eres una y mañana otra, pero siempre dices algo. Porque
te bastan tanto 10 páginas como dos versos para dejarme desarmada. Porque
tienes esa capacidad de hacerme tuya. Porque no distingues sexo, edad o color
de piel, para todos eres igual de buena. Porque tras tantos años sigues dando
la misma guerra, sigues pisando igual de fuerte y jamás te rindes. Porque eres
una vieja muy loca, muy sabia y con mucho que contar, y te haces escuchar.
Por todo… es que te admiro por todo.
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