miércoles, 18 de febrero de 2015

el tesoro de mañana

Mañana... Que siempre haya un mañana.
"Mañana" es un mundo nuevo que aguarda todo aun sin saber nada.


Mañana pintaremos el cielo color esmeralda, cantaremos a viva voz, hasta dejarnos la garganta, inventaremos algo increible que cambiará la humanidad y abrazaremos a esa persona a quien nos morimos por abrazar. Haremos cualquier cosa por la que nos atrevamos a soñar.


Si siempre hay mañana, "hoy" es eterno, y eso quiero yo. Una eternidad para aprender a querer, a quererme y a ser mejor, una eternidad para hacer lo aprendido y una eternidad para disfrutar que funcionó. Una eternidad para leer mil libros, soñar mil historias, reir mil veces y llorar mil más, que así también se aprende. Una eternidad para que mi madre entienda cuanto la quiero, una eternidad para buscar la solución (a todo), una eternidad para entender la amistad, al mundo y el miedo. Quiero tantos días como me regale el tiempo para intentar demostrar que soy grande, y no pequeña... tan grande como yo quiero.


Y que venga a buscarme mañana, o pasado, ¡¡o al otro!! ¡¡y que siempre lo haya!! Y que me canse de esperar, y que empiece una nueva vida, ¡¡y que ya mañana ni recuerde que le quise amar!! Pero siempre mañana... y por mañana no darme por vencida.


Digan lo que digan, "mañana" no es de cobardes, porque, al final, todos los días lo son. Es un reclamo de vida,  un grito de amor a este mundo, que es tan precioso y tan nuestro... de todos, todos juntos.. mares, tierras, animales, plantas y personas, sentimientos, necesidades y momentos, de todos al mismo tiempo.


Yo imploro que haya mañana para esta vida mía, que se muere por conocer más de todo, y es que hay tanto por saber...


Tal vez hoy la cosa esté torcida, pero mañana seguro que se equilibra la balanza... y es que no hay palabra más grande, bonita y prometedora que "mañana", porque mientras haya un mañana, habrá esperanza.

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