-¿Sabes qué pasa cuando el amor muere?
-¿Se entierra?
- No. Nada.
-¿Cómo que nada?
- Nada, no pasa nada… cuando el amor muere es que ya no
existe, se evapora. No duele, no habla, no siente… no está, simplemente no
está, y no pasa nada.
- A mí si me duele.
-El tuyo no ha muerto, al tuyo lo han matado.
-Si lo han matado, está muerto, y a mí me duele.
-Pero ¿sabes qué pasa cuando se mata el amor?
-¿Nada?
-No, que se entierra.
-¿Dónde?
-Cuanto más profundo, mejor.
Verás, cuando se mata el amor no muere. Sí existe, lo tienes
ahí, justo ahí delante, inmóvil, frío, rígido… pero está. No duele, pero ahoga. No habla, chilla. Porque quiere sentir pero no puede, no le dejan. Entonces
se enfada, es autodestructivo y te arrastra a ti con él. Así que lo tienes que
enterrar tan profundo como puedas, e incluso un poco más, para no oir sus
gritos, para que no pueda hacerte más daño… Pero hasta que no muera ahí está,
luchando por salir.
Por eso te duele.
-Y ¿qué hago?
-Esperar, cariño… esperar.