miércoles, 27 de enero de 2016

Siempre ajena al mundo lo observaba desde fuera, pensando si algún día acariciaría esa risa que tanto ansiaba. Ella, abrazada a esos libros cuyas historias solo ocurren entre páginas y pensamientos. Ella, soñadora compulsiva.  A ella allí perdida en medio del bullicio la invitaste a robarte la mirada, y sin más ahí estaba...ella. Ella que, aunque tal vez nunca supieran sus ojos del color de tu sonrisa, con más prisa que paso prometió no acariciar jamás otro abrazo, de no ser el tuyo. Promesa, a su pesar, vacía, pues sus besos no le pertenecían. No obstante, desde aquel momento ella sí era tuya...
Y si te pide que le arranques la cordura y la empujes al vacío, ¿lo harás?. Si es que "no" entonces aléjate ya de sus anhelos y devuélvele su paz. Pero si es que sí... si lo haces, hazlo con uno de esos que no se piden. Si vas a reducir todo a cenizas, para renacer en ti, haz que suene, que arda hasta el último rincón. Sé implacable, ve directo al corazón. Y no dudes... por favor no dudes...que ella te espera.

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